viernes, 28 de enero de 2011

LOS GOLES NO SE FALLAN

Fútbol para tontos, o tontos en el fútbol
El partido de ida de las semifinales entre Sevilla y R. Madrid ha dejado un buen tufo que me invita a pensar que, o el fútbol se está convirtiendo en un circo para tontos y/o que dentro del mundo del fútbol, pululan más tontos de los que se sospecha. De momento, no sé si me quedo con el primer pensamiento o con el segundo, o  mejor, me quedo con ambos.
Si los departamentos de marketing comienzan a tener más protagonismo que los propios futbolistas o aficionados, mal vamos. Los vídeos están bien para la captación de socios antes del comienzo de temporada, cuando se apela al sentimentalismo para que los indecisos se suban al barco para ser uno más. Me parecen perfectos esos vídeos cargados de emociones en los que se busca la lágrima y la ternura. Luego, si durante el transcurso de la temporada, debido a un partido importante o a la existencia de un acontecimiento que lo merezca, se decide de nuevo realizar un vídeo, se puede hacer, pero las formas tienen que ser las adecuadas. No creo que la grada del Sánchez-Pizjuán necesitara calentarse para un partido de semifinales. Es una afición que lleva en volandas a su equipo durante todo un curso, imagínate en un partido de tal calibre. Por eso, no creo que el estadio del Sevilla se llenara frente al R. Madrid por ver a sus jugadores pintándose la cara. Pero luego, están las formas en ese vídeo. El mensaje en portugués solo tiene una dirección, por mucho que el presidente del Sevilla juegue a hacerse el tonto. Es una provocación que se podían haber ahorrado y que solo consigue calentar más frentes de los que este deporte requiere. También estuvo de más esa frase casi ejerciendo el derecho de admisión al estadio de Nervión. “Que ningún madridista te quite tu asiento/sitio”. Me parece increíble que casi se prohíba la entrada a aficionados del equipo rival. Como si no hubiera sevillistas en todo el territorio nacional que ven a su equipo cuando éste va a jugar a la ciudad donde residen. Ojalá algún día, los aficionados al fútbol puedan ir a ver a su equipo a cualquier estadio sin tener que esconderse, sin tener que ocultar su camiseta, su bufanda y cantar los goles de su equipo sin temor a las iras descontroladas de parte de una grada que se toma eso como una provocación, cuando eso, debiera ser lo natural. Porque ese mensaje no invita a eso. Invita a que si un aficionado del Sevilla descubre a un ‘infiltrado’ madridista en la grada, éste pueda ser increpado e insultado. No se puede tratar a una afición como tonta, como borrega.
Un vídeo con unas formas que no invitan a que un partido de fútbol transcurra con deportividad y normalidad. Cuando alguien tiene el enorme peso de poder influenciar a una masa, debe actuar con toda la responsabilidad social que ello acarrea. No se puede actuar por instinto, sino pensando con todo detalle lo que se desea transmitir. Porque dentro de esa masa, existe una minoría, que en muchos casos utiliza el deporte, el fútbol como excusa para sacar a relucir sus más bajos instintos y una violencia acumulada que necesita desahogar. Esos energúmenos, lo último que necesitan es que además desde el propio club se les aliente. Porque esos tontos, son muy, muy influenciables. Incluso para tirar unas botellas al campo. La responsabilidad social debe ser proporcional al número de personas que pueden ser influenciadas por los mensajes que se mandan. A mayor número de personas, mayor responsabilidad, sea desde un club, desde un medio de comunicación, o desde un simple blog, pero que tiene miles de visitas. No se pueden mandar mensajes a la ligera, sobre todo cuando no existe necesidad y lo único que se consigue es sacar las cosas de madre. El fútbol está lleno de tontos racistas que denigran a futbolistas por su color de piel, pero fíjate sin son estúpidos que luego no dudan en alabar jugadores negros de su propio equipo. Además de tontos, la incoherencia domina sus vidas. También, muchos tontos que gritan a los cuatro vientos que desean la muerte de un deportista. Tontos que tiran bengalas al campo. Tontos con banderas anticonstitucionales. Tontos que pegan palizas a inocentes aficionados rivales. Si además, a esos tontos se les incita desde su propio club, su peligrosidad se multiplica.
El fútbol es tan bello que no necesita del marketing, que no necesita de la provocación con un mensaje en portugués, que no necesita alentar a unos tontos que lo están deseando. Porque se pueden hacer vídeos, cómo no, pero las formas deben ser básicas.  Porque esos tontos se les incita para que un día, no muy lejano, provoquen una tragedia y no haya marcha atrás.

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