miércoles, 16 de mayo de 2012

El cuadro más difuso de Messi

El Chelsea elimina al Barça con dos goles al final de cada parte (2-2). Leo Messi erró un penalti al comienzo de la segunda mitad y estrena su casillero de fallos determinantes en su triunfal carrera futbolística.
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No habrá final española. Al menos, el Barcelona no podrá disputarla en Múnich. Y no por méritos, trabajo y esfuerzo. Trajo de Londres una renta de un gol en contra que el Chelsea sintió peligrar desde el minuto uno. La remontada se frenó al final de la primera parte porque Ramires definió con una bella vaselina a Valdés. El gol del brasileño hacía estériles los goles de Busquets e Iniesta, ambos en los últimos diez minutos del primer tiempo.

El Barça de nuevo necesitaba un gol para avanzar hacia la última eliminatoria del torneo. Y pudo llegar pronto, en las botas de Messi. Drogba cometió un penalti sobre Cesc. El encargado, como siempre, Leo Messi. El argentino, muy participativo en la primera parte-asistió a Iniesta en el segundo gol- frente a Cech. Pero en esta ocasión no. Messi estrelló el penalti en el larguero y a partir de entonces, el argentino se esfumó. Lo intentó, la pidió, pero sin el brillo de sus cientos de exhibiciones. Leo, autor de tantas obras de arte, creó su cuadro más impreciso. La pincelada errónea en el momento menos oportuno. Desde entonces, estuvo ausente quince minutos y cuando intentó enmendar el error, ni las circunstancias, ni siquiera la suerte se aliaron con él. A falta de diez minutos, Messi estrelló un balón en el poste. Y ahí terminaron las ocasiones reales del Barcelona. Después, mucho empeño, ímpetu y corazón. Y en esas, incluso Torres firmó el empate y la sentencia en el añadido final. El delantero dribló a Valdés para remachar a placer. Torres sustituyó a Drogba, que realizó un partido brillante. El marfileño se peleó en solitario con toda la defensa blaugrana y siempre dio la sensación de que triunfó en cada disputa.
Esfuerzo de todo el  Chelsea, que tuvo primero que remar en contra, y luego defender la renta con uno menos por la expulsión absurda de Terry, cuando su equipo ya perdía por un gol. El central inglés le pegó un rodillazo a Alexis por la espalda, que no pasó desapercibido como planeó el defensa inglés. En esos instantes y más tras el segundo gol del Barça, la clasificación del Chelsea cotizaba a la baja. Pero un gol de Ramires al final de la primera parte, cambió de manera definitiva el destino de la eliminatoria. El gol de Torres fue una anécdota macabra, un chiste al estilo inglés.
El Chelsea de Abramovich tendrá una nueva oportunidad de ganar por primera vez la Champions League. Un resbalón inoportuno de Terry en los penaltis impidió a los ingleses inscribir su nombre entre los triunfadores de la Copa de Europa en el 2008. Ahora, de nuevo tras un cambio de entrenador a mitad de temporada, espera rival para disputar la final de Múnich, tras este histórico y heroico partido.
Mientras, el Barcelona pierde su segundo título en cuatro días. Aún le queda el reintegro de la Copa del Rey contra el Athletic, para cerrar una notable temporada, en la que la falta de contundencia en momentos puntuales, pero claves, dejó cierta sensación amarga. Y también deja la estampa histórica de desesperación y tristeza del futbolista más talentoso y brillante de las últimas décadas. Leo Messi falló un penalti que hubiera decidido la eliminatoria a favor del Barça. Erró para recordarnos a todos que somos humanos. Pintó un mal cuadro, que dentro de unos años quedará relegado a la galería más desértica del museo futbolístico Lionel Andrés Messi.
PUBLICADO EN www.vavel.com 25/04/2012

La huella del señor Raúl

Raúl ha anunciado que su aventura en Alemania toca a su fin. Tan solo dos años en el Schalke 04 han sido suficientes para que su figura se convierta en leyenda. Y siempre con trabajo, sacrificio, esfuerzo y profesionalidad; valores que siempre lo han definido.

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Raúl ha comunicado en rueda de prensa que abandonará la disciplina del Schalke 04 a final de temporada. Y este anuncio provoca en el aficionado alemán una sensación de pérdida. La marcha de un ídolo que ha dejado huella en tan solo dos años (temporadas). Una hinchada huérfana de un verdadero líder y referente, que encontró en la figura de Raúl al mejor exponente de futbolista para suplir esa ausencia histórica de mito y leyenda. Por ello, el club alemán retirará el dorsal 7 en homenaje al futbolista español.
Pero todavía no estamos ante el adiós definitivo de Raúl, que aún tiene mucho fútbol, no solo en sus botas, sino también en su cabeza, perfectamente estructurada y preparada para otra nueva aventura. Esta vez, fuera de la alta competitividad europea."No voy a jugar en un país con una Liga muy potente como la Bundesliga. Mi futuro deportivo no está en Europa”, explicó el propio futbolista en rueda de prensa.

 Su destino, probablemente, será exótico, en donde el fútbol moderno apenas es un niño que comienza a calzarse unas botas. Y mientras otros futbolistas sueñan con un retiro dorado cargado de petrodólares y fama fácil, Raúl ya planea un nuevo reto, una nueva ocasión para dejar su marca, no solo en un club, sino en su fútbol. La profesionalidad y el mimo con el que ha desarrollado toda su carrera le impide, por principios, que su último desafío se convierta en unas vacaciones con pulsera de todo incluido.
Unos valores que para el futbolista español han sido prioritarios a lo largo de toda su carrera. Una trayectoria plagada de éxitos colectivos e individuales: títulos, goles, jugadas eternas  y muchos partidos a sus espaldas. Sin embargo, al final de su carrera, además de sus hitos, también se recordará la profesionalidad con la que Raúl dignificó el fútbol y todos los equipos en los que militó. La huella del eterno capitán.

PUBLICADO EN www.vavel.com 19/04/2012

Mourinho, la crispación contagiosa

Desde que llegó al Real Madrid, Mourinho ha destacado más por una larga lista de conflictos que por su capacidad como entrenador. El técnico portugués sentencia y dicta dentro del club blanco, sin que nadie discuta cada una de sus desafortunadas actuaciones.


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Ya no queda duda. Mourinho se ha convertido en el líder, no solo deportivo, sino también espiritual, del Real Madrid. Y como en toda institución, cuando el líder duda, el resto de estamentos, se contagia. En El Madrigal, el técnico portugués trasladó a sus jugadores los nervios con los que afrontó el partido ante el Villarreal. Un equipo que, hasta hace unas semanas arrollaba a sus rivales con una capacidad ofensiva de récord, ofreció en el Madrigal una imagen de equipo acomplejado y superado por las circunstancias.
Tan solo una genialidad de Özil y un nuevo gol de Cristiano Ronaldo permitieron respirar al Real Madrid en El Madrigal. Antes, desorden equilibrado. Después, caos absoluto, contagiado a los jugadores  desde el banquillo. Primero por Rui Faria, desafortunado protagonista por cuarta vez en esta Liga. Luego, por el propio Mourinho que con sus actuaciones corrompe a unos futbolistas que en casos concretos necesitan poca mecha para estallar. Ahí están de nuevo los ejemplos de Sergio Ramos y Pepe, empeñado una vez más en ofrecer una imagen de cafre y de futbolista engullido por su personaje.

Y todo esto, porque Mourinho hace y deshace a su antojo desde su llegada al Real Madrid. Quiso más poder en el club y se cargó a Valdano. Unos meses bastaron para que Florentino Pérez se decantara por Mourinho, flamante nuevo manager del equipo. En dos temporadas en el club blanco ha destacado por una larga lista de conflictos, desde ataques a compañeros, hasta el culmen negativo que supuso el dedo en el ojo a Tito Vilanova.
Sin embargo, ni siquiera ese grave incidente mermó la libertad con la que Mourinho se maneja en el Real Madrid. Tampoco le restó popularidad entre los aficionados blancos, al contrario. El trofeo Santiago Bernabéu se convirtió en un pequeño homenaje al entrenador portugués, donde se vieron pancartas tan ridículas como la de Mou, tu dedo nos señala el camino. Sin duda, un claro ejemplo de cómo ha calado en el madridismo el estilo Mourinho. La imagen del Real Madrid se devalúa tras cada esperpento, pero  la figura de Mourinho sale cada vez más reforzada dentro del club. El técnico  portugués posee una extraordinaria capacidad de embrujo y encanto para revertir situaciones contrarias. Es un encantador de madridismo.

El próximo partido en casa contra la Real Sociedad será de nuevo un barómetro para confirmar si, como se prevé, la afición del Real Madrid continúa con su apoyo incondicional a su entrenador. Una afición huérfana de un líder, de un defensor del madridismo. Sin embargo, se trata de un líder temporal en una institución centenaria, en la que nunca se vivió en este continuo estado de crispación tan contagioso.

PUBLICADO EN http://futviu.blogspot.com.es/ 23/03/2012