lunes, 17 de enero de 2011

HISTORIAS DEL INTRA-FÚTBOL. PICKLES, EL PERRO DE 'ORO'

Un gol alemán en el minuto 90, supuso un mazazo para los ingleses que ya festejaban su primer mundial, además, jugando en casa. Ese gol de Weber alargó la final treinta minutos más. Sin embargo, esa prórroga propiciaría uno de los goles más polémicos de la historia y por ende, de los campeonatos mundiales. En el minuto 5 de la segunda parte de la prórroga, un gol fantasma de Hurst fue concedido como válido por el asiste Bakhramov. Ni siquiera en las repeticiones se puede asegurar si el balón realmente traspasa por completo la línea de gol. Aquel tanto, supuso el 3-2 para los ingleses que finalmente terminaron ganando por 4-2, a Alemania Federal, con un hat-trick de Hurst, el único hasta la fecha en una final de un mundial. Bobby Moore levantó la Jules Rimet para los ingleses, en su casa, en Wembley. Los inventores del fútbol, por fin podían gritar a los cuatro vientos, la pelota es mía y somos los mejores. Sin embargo, durante unos días, todo esto, estuvo a punto de no producirse. La Copa del Mundo desapareció meses antes del comienzo del torneo cuando estaba expuesta en una muestra  inglesa. Siete días después, mientras Scotland Yard  perdía los papeles y la dignidad, un perro la encontró enterrada en un jardín. Ni Lassie, ni Rex, ni el perro de la nocilla, Ricky Martin y la niña. El perro más famoso es inglés, y se llama Pickles, que se convirtió con su hallazgo en héroe nacional.
                                          Foto: http://cartasesfericas.wordpress.com/2010/07/01/pickeals-un-perro-mundial/

En 1966, los inventores del fútbol moderno organizaban el mundial de selecciones. Había que fardar de ello y unos meses antes del comienzo del torneo, la Copa se exhibió en una exposición filatélica en Londres, en el Central Hall de Westminster. Pese a la seguridad que velaba por el trofeo, la Copa Jules Rimet fue robada el 20 de marzo, dejando en jaque a la seguridad británica, pues el hurto se produjo sin violencia, sin dejar rastro y sin testigos.
Desde el robo, se libró una batalla contrarreloj para intentar recuperar la Copa Jules Rimet. Scotland Yard bautizó el operativo para recuperar la Copa como “Operación Rescate”. Durante siete días el trofeo estuvo missing. Desde la organización ya se pensaba en realizar una réplica si el trofeo seguía en paradero desconocido. Con el robo, los ingleses se convirtieron e diana fácil para los chistes del resto de Europa, pues desde Inglaterra ya se fardaba de que iban a organizar el mejor torneo  hasta la fecha.  El tiempo apremiaba y como cuentan las crónicas de entonces, los siete días que duró la búsqueda fueron un auténtico disparate, como una película de los Hermanos Marx. Stanley Rous, el presidente de la FIFA por aquel entonces, había logrado llevar el campeonato a su país. Con el robo se convirtió en el centro de las críticas por parte de la prensa y también de los humoristas. Las autoridades ofrecían suculentas recompensas a aquellos que pudieran ofrecer información valiosa sobre el paradero de la Copa.
Pese a la intensa búsqueda y que ya se tenía detenido a un sospechoso pero que no soltaba prenda sobre la situación del trofeo, siete días después del robo, se recuperó la Copa. Pero no fue un agente de la policía o del servicio de inteligencia inglés. El héroe fueron un perro y su dueño. Dave Corbett paseaba por el sur de Londres con su perro llamado Pickles. De repente, el perro comenzó a olisquear con avidez una zona de arbustos. Después, comenzó a escarbar esa zona hasta encontrar un objeto envuelto en papel de periódico. El dueño del perro al observar que se trataba de un objeto dorado lo entregó a la policía, que certificó que se trataba de la desaparecida Copa Mundial. Inglaterra respiró aliviada. El escándalo y el bochorno terminaron gracias a un can. Pickles y su dueño recibieron todo tipo de recompensas, sobre todo el perro, que fue premiado con comida de por vida, además de ser presentado en sociedad en la ceremonia inaugural del campeonato.

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