Drenthe, o lo importante no es mantenerse, sino llegar
Llegó Drenthe al Hércules de Alicante como una figura mundial del fútbol. Solo fue un espejismo, porque el holandés no ha demostrado nada en esto del balompié. Tan solo un egocentrismo brutal y una autoestima por las nubes que solo le vale de cara a la galería, pero que nunca demuestra en los terrenos de juego. No sé si cuando aceptó jugar cedido en el Hércules pensó que tenía que jugar por decreto, o que se iba a convertir en el rey de la ruta del bacalao. Debería de haber luchado como el que más para demostrar que tiene, al menos, un hueco en el Madrid, que tiene la aptitud y la actitud de tener derecho a lucir dorsal en el equipo blanco. Pues no, Drenthe se tomó su paso por Alicante para subir su ego y para comportarse como un niño maleducado e irrespetuoso. Un futbolista que, de momento, se le recuerda por su error en un mano a mano con Valdés, no puede exigir ser titular en ningún equipo del mundo, venga del Real Madrid o de los Globetrotters.
Llegó a Alicante como la estrella que nunca fue. Sigue siendo una promesa que poco a poco se convierte en el enésimo muñeco roto de esto del balompié. La afición del equipo alicantino lo recibió como un ídolo y el extremo holandés no ha estado a la altura. Más noticias extradeportivas que dentro del terreno de juego. El epicentro del terremoto Drenthe se halló a final del año pasado cuando se negó a entrenar hasta que le pagaran el dinero que desde el club le adeudaban. Lícito aunque las formas no fueron las adecuadas. Alegó que necesitaba el dinero porque tenía muchos gastos. Una bofetada al sentido común. Si un futbolista de primer nivel, que ha estado varias temporadas en el Real Madrid, donde no debió cobrar mal, tiene problemas para llegar a fin de mes, es para sentarse a reflexionar sobre la vida que lleva. Dejó tirado a un club que le dio la oportunidad que nunca se ganó en Madrid. Apostaron por él cuando ya nadie lo hacía. "En el Hércules solamente me han dado buenas palabras y no hechos”, afirmó sin despeinarse las rastas. En Alicante esperan lo mismo de él. Más hechos, más implicación de una eterna promesa del fútbol. Luego, arrepentido, pidió disculpas y mostró su implicación por la causa de cambiar. En Enero se abrió el mercado de fichajes y ese intento de cambio se quedó en una fachada. La Juve mostró interés en el extremo. No sé cómo andarán en Turín para necesitar a un futbolista que no ha demostrado nada. Desde Alicante no toleraron que Drenthe jugase con ellos y se negaron al traspaso del jugador a Turín. “Estoy triste porque el Hércules no me ha dejado irme a la Juventus. No vine aquí para estar en la grada. La Juve sí me necesitaba, pero parece que el Hércules no”, lloriqueó el holandés. No vino para estar en la grada pero si para regatear fuera de la cancha a un grupo de compañeros, a una directiva y a una afición. No quedaron ahí sus declaraciones tras su frustrada salida rumbo a la Juve. "Tengo calidad de sobra como para estar en la grada. Ahora no tengo ganas de nada. Más que enfadado, estoy triste", finalizó. Pues demuéstrala. Trabaja, gánate esos euros que dices que no cobras. La presencia del holandés es un quebradero de cabeza para la entidad. Su propio técnico, Esteban Vigo parece cansado del tema, sin embargo, quiere creer que Drenthe quiere cambiar. Tiene por delante 17 partidos para ello. Al terminar la liga, el regalito Drenthe deberá volver a Madrid, donde ya se cansaron de la eterna promesa. No sé qué harán con él. Si no cabía antes, ahora, mucho menos. La actitud de futbolistas como Drenthe demuestra que para muchos, lo importante no es mantenerse, sino llegar y vivir la vida.
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