Serial sobre la figura de futbolistas que destacaron tanto dentro como fuera del terreno de juego. George Best –Belfast. 1946-2005- es considerado como uno de los grandes extremos de la historia del fútbol. Sin embargo, su carrera en la élite se puede resumir en tres temporadas, pero brillantes que lo encumbran como uno de los mejores. Sin embargo, su trayectoria como futbolista estrella se truncó debido a una alocada vida fuera del balompié. Una vida ligada al balón, pero siempre con una copa de alcohol por la que brindar.
George Best (Belfast, Irlanda del Norte) fue sin duda uno de los futbolistas que cambió el modo de entender el fútbol. Su forma y estilo de juego revolucionaron el mundo del balompié. La precocidad y fuerza con la que Best irrumpió en el fútbol fue proporcional a la fama que adquirió en apenas unos meses. Pronto se convirtió en protagonista, también por el estilo de vida que llevó. Dejó innumerables jugadas, regates y goles, así como una decena de frases célebres: "Si hubiese nacido feo, no habríais oído hablar de Pelé".
Bob Bishop cazatalentos del United, descubrió con 15 años a la nueva estrella emergente del fútbol. Bishop envió un telegrama a Matt Busby, entrenador del Manchester United, en el que tan solo escribió: “creo que he descubierto a un genio”. Tan solo dos años después, Best debuta en el Manchester United con 17 años, convirtiéndose pronto en una de sus estrellas, en un equipo en el que formaban jugadores como Bobby Charlton o Denis Law.
Revolucionó el fútbol inglés y europeo con su velocidad, su desborde, sus recortes hacia ambos costados. Además, pese a su estatura fue un gran cabeceador. También poseía un fuerte disparo de media distancia. Su físico, aún prácticamente juvenil, le permitía desarrollar grandes partidos pese a su excéntrico modo de entender la vida.
Esas brillantes actuaciones lo catapultaron a la cima del fútbol. Su fama crecía tanto dentro como fuera del terreno de juego. Se convirtió en una auténtica estrella pop, a la altura de los Rolling Stone o los Beatles. Tras una espectacular actuación en el Estadio Da Luz del Benfica portugués, en el que Best anotó tres goles, la prensa local lo calificó como el 5º Beatle, apodo con el que sería reconocido a partir de entonces.
Sin embargo, debido a la convulsa y agitada vida que llevó fuera del fútbol, la carrera del norirlandés, la cumbre de su fútbol, apenas duró tres temporadas. Los excesos, sobre todo con el alcohol- del que fue adicto- frenaron en seco la carrera del extremo. Pero esas tres temporadas fueron legendarias y encumbraron a Best a la categoría de mito. Con su juego veloz, eléctrico y en muchas ocasiones provocador, Best fue clave en el resurgir de un equipo que tan solo unos años atrás había vivido la mayor tragedia de su historia en el accidente aéreo de Múnich en el 58. El Manchester United llegó a la cima del fútbol europeo en 1968, al coronarse como el primer equipo inglés campeón de la Copa de Europa, frente al Benfica. Best fue fundamental para que el Manchester se alzara con el trofeo. Rompió el empate en el marcador en los primeros minutos de la prórroga al anotar el 2-1 para los ingleses. Ese gol desató al United y hundió a los portugueses. El Manchester ganó finalmente 4-1 al Benfica. Además, ese año terminó la liga como el máximo goleador. Todo esto le bastó y sobró para ser el jugador más joven en ganar el balón de oro hasta aquel entonces.
El mito se engrandeció pero tocó techo. A partir de entonces, los excesos, las excentricidades y una vida ligada a una botella de alcohol, precipitaron el declive de un jugador que nunca más volvió a ser el mismo. Best fue probablemente el primer jugador mediático del fútbol. La fama fue un traje que se hizo a la medida de George. Nunca rehusó de ella. Su frase, “en 1969 dejé las mujeres y el alcohol. Fueron los 20 peores minutos de mi vida”, revelan la verdadera esencia de un hombre que siempre fue fiel a sí mismo. Llenó tantas páginas de periódicos deportivos como de revistas del corazón. Múltiples fueron sus líos de faldas. No dudó en afirmar que “he gastado mucho dinero en mujeres, alcohol y coches, el resto, lo he despilfarrado”. Cada grado de alcohol que ingería consumía no solo su vida, sino también su carrera futbolística. Abandonó el United con 28 años, producto de un bajo rendimiento provocado por su agitada `pública vida privada’. A partir de entonces, comenzó una carrera ligada a contratos ocasionales allá donde le requerían, más como una atracción que como algo serio. Se retiró del balompié con 37 años.
Sin duda, fue el alcohol el rival más fuerte al que tuvo que hacer frente Best. Durante muchos años fueron íntimos compañeros de farras. “Tenía una casa en la costa, pero para llegar a ella había que pasar por un bar. Nunca llegué a ver el mar", afirmó Best en otra de sus famosas citas. Poco a poco, su adicción a la bebida se convirtió en su sentencia de muerte. En el año 2001 se le realizó un trasplante de hígado. Pocos años después, en 2005 una hemorragia interna terminó con su vida. El mito alcanzó la categoría de leyenda. Un futbolista eléctrico, vivaz, provocador, único. En sus últimos instantes de vida pidió ser fotografiado, en un nefasto estado de salud. En ese momento, en esa situación, justo en su lecho de muerte, continuó con su sinceridad brutal. “No muera como yo”.
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